Hola, mi nombre es Víctor Horizonte. Hoy me pregunto: ¿por qué se persigue a los inmigrantes? ¿Será que solo se enfoca esta cacería en los latinos? ¿Qué hay de los asiáticos o africanos, serán los siguientes? Y, ¿por qué parece que a los europeos no se les da el mismo seguimiento?
Es curioso reflexionar sobre esto, porque los latinos, al ser originarios de América, tienen una conexión directa con estas tierras. No vienen de Europa, y los verdaderos americanos, los nativos, llevan aquí siglos antes de cualquier colonización. Entonces, ¿no es injusto que persigan a quienes, históricamente, son parte de este continente?
Me pregunto, ¿esto no es una acción contra la comunidad latina? ¿Por qué figuras como Donald Trump parecen enfocar tanto esfuerzo en los latinos y no en otros grupos, como los europeos indocumentados, que también hay muchos en este país? Estas diferencias en el trato generan muchas preguntas y, sin duda, nos invitan a reflexionar sobre la igualdad y la justicia en las políticas migratorias.
Donald Trump, con su estilo divisivo y su inclinación por las declaraciones provocadoras, ha sido una figura que no deja indiferente a nadie. Si bien su lema fue "Make America Great Again", muchas de sus acciones parecen buscar más la controversia que el progreso real. Cambiar nombres geográficos con una narrativa nacionalista, como sugerir que el Golfo de México debería llamarse "Golfo de América", demuestra un nivel de arrogancia e ignorancia histórica que ofende a muchos. Los nombres de lugares tienen raíces culturales y significados profundos que no pueden borrarse con decretos caprichosos.
La idea de tomar el Canal de Panamá "por la fuerza" refleja un pensamiento imperialista del siglo pasado, que desconoce los avances diplomáticos y los derechos de las naciones soberanas. Este tipo de comentarios no solo son irresponsables, sino que además ignoran los costos humanos y diplomáticos que semejantes acciones conllevarían. Es un recordatorio de su retórica de "bulldozer", donde los intereses de otros países se minimizan en favor de un supuesto beneficio estadounidense.
En cuanto a su herencia, Trump representa una paradoja: hijo de inmigrantes, y aún así, uno de los líderes más vocales contra la inmigración. Su padre, de origen alemán, y su madre, escocesa, construyeron una vida en Estados Unidos, lo que subraya la hipocresía de su narrativa antiinmigrante. Además, su desconexión con las raíces multiculturales de América y su actitud divisiva contradicen la idea misma del "Sueño Americano".
Su carácter mentiroso y manipulador queda en evidencia con la facilidad con la que lanza afirmaciones sin fundamento y rehúye la responsabilidad de sus propios actos. Trump no solo manipula la verdad, sino que también polariza a la sociedad con un discurso que apela al miedo y a la desinformación.
En conclusión, más que hacer "América grande otra vez", parece que Trump busca moldearla a su imagen y semejanza: impulsiva, divisiva y egoísta. Su legado está lleno de controversias, muchas de las cuales no buscan un mejor futuro para la nación, sino alimentar su propio ego. La historia juzgará si su impacto fue tan "grande" como él lo proclama o tan destructivo como muchos ya lo ven.
Pura vida a todos los trompistas y que DIOS los bendiga y que DIOS y la vida de a cada uno su recompensa sea buena o mala
"Resulta curioso observar cómo las posturas de ciertos líderes políticos pueden dar un giro de 180 grados dependiendo del contexto, los intereses y, posiblemente, las influencias económicas detrás de escena. Durante su administración, Donald Trump intentó cerrar TikTok, argumentando preocupaciones sobre la seguridad nacional y la supuesta recopilación de datos por parte del gobierno chino. Ahora, sin embargo, parece estar en contra de la idea de cerrar la plataforma.
Esto plantea varias preguntas: ¿qué ha cambiado realmente? ¿Se trata de una reevaluación legítima de la situación o de un giro motivado por otros intereses? Trump es conocido por su afinidad hacia los negocios y su habilidad para capitalizar oportunidades. ¿Es posible que detrás de este cambio haya factores económicos, acuerdos o promesas? Nada está fuera de la mesa cuando hablamos de política y dinero.
La doble moral es evidente. Lo que antes era una amenaza para la seguridad nacional ahora podría ser una herramienta valiosa o un aliado estratégico. Esto nos recuerda que, en la política, las narrativas pueden moldearse al gusto del momento, y muchas veces lo que está en juego no es el bienestar público, sino los intereses personales o financieros de quienes están en el poder.
Habrá que esperar para ver cómo se desarrollan los acontecimientos, pero lo que está claro es que esta contradicción no pasa desapercibida. Al final, la verdadera pregunta es: ¿a quién beneficia realmente este cambio de postura?"
El Rolls Royce de Rigo Tovar, lo vi en su casa en 1994 cuando fui asignado para entrevistarlo con el objeto de evaluar la posibilidad de hacer una telenovela sobre su vida. El productor sería Luis de Llano.
De aquellos días, deben estar guardadas por allí alrededor de 9 cintas con todas las entrevistas que le hice a Rigo en una modesta casa en el barrio de Tlalpan, por allá donde se cruzan Insurgentes Sur y avenida San Fernando.
Lo primero que llamaba la atención al llegar a esta casa de clase media era constatar que no se trataba de una residencia enorme, o lo que imaginaríamos que el autor tamaulipeco, icono de la música tropical de los 70 en nuestro país, podría ostentar como su habitáculo.
Traspasar la puerta de la calle era introducirse en un espacio lleno de recuerdos de cuando niño, escuchando a Rigo Tovar y su Costa Azul en todas partes: el mercado, el taxi, el trolebús, la cocina de casa y en alguna que otra boda de una de las primas mayores.
Al tiempo que cruzaba el pequeño pasillo que conducía al interior de la casa y pasaba justo al lado del maravilloso Rolls Royce Phantom de Rigo, imaginaba cómo habría hecho Rigo para traerse semejante ejemplar de ingeniería perfecta desde el Reino Unido.
La casa era por demás minimalista. Carecía casi de muebles y todas las habitaciones estaban pintadas de blanco, y un barandal de madera que recorría todas las paredes de la casa servía de guía a un Rigo Tovar que para entonces ya había perdido la vista por completo debido a una retinitis pigmentosa, que incluso le llevó a Londres a tratársela en 1977. Supongo que de ese viaje habrá salido el Rolls Royce. La verdad es que nunca lo supe. Nunca se me ocurrió preguntarle.
En los días subsecuentes, me enteré –más gracias a los comentarios de un personaje misterioso que siempre estaba junto a Rigo y cuyo nombre deben también guardar las cintas- de que Rigo tenía 32 hijos naturales reconocidos y que con motivo de un aniversario más de su carrera, había rentado el hoy extinto salón Riviera (en División del Norte y Cuauhtémoc), celebración a la que invitó a todas sus mujeres, a quienes sentó en una misma mesa.
En 1995 estaba cerca de casarme y tuve la peregrina idea de pedirle a Rigo el Rolls Royce como mi coche de bodas. “Con una condición”- contestó. “-Con que me dejes tocar en tu boda”.
Salí esa tarde de casa de Rigo verdaderamente perplejo y lleno de ideas de cómo producir el banquete de mi boda, y corrí a contárselo a mi “contraparte contrayente”. Iba por un coche y salí con él y un grupo (más que) versátil.
Por un prurito de mi raquítica conciencia, pensé que quizá no sería del todo buena idea, y después de ver la cara de mi novia, comprendí que no habría cabida alguna a la discusión del punto; la noche de la boda corría el riesgo de convertirse en un concierto de Rigo Tovar –sin su Costa Azul- y competiría con la estrella de la noche. Y no hablo precisamente de mi.
Hice números. La producción sería muy costosa, además de pagar el desplazamiento correspondiente de los músicos del SUTM. Desistí y se lo comenté a Rigo, quien amablemente entendió las razones, no sin sentirse un tanto decepcionado.
Terminó por no ir a la boda y yo sin el Rolls Royce que pensé podría transportarnos, pero siempre cordial, Rigo mandó su regalo correspondiente.
Hice los primeros 5 capítulos de una telenovela que nunca se grabó, pero que a la fecha sigo pensando habría sido un gran homenaje a uno de los más grandes compositores de música tropical de este país y que, según estadísticas, logró reunir en un concierto a más gente que el Papa Juan Pablo II en Monterrey.
Números son números. Y no todos los coches son para todas las noches.
Un escritor.
RIGO ES AMOR FB